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QUIZA TE INTERESA / UN LUGAR EN DONDE COMPARTIR TALENTO

A orillas del lago

A orillas del lago
Crow Lake
Mary Lawson
Salamandra. Barcelona (2002). 256 págs. 13 €. Traducción: Gemma Rovira Ortega.
Un fatídico día de verano, los hermanos Morrison, dos chicos y dos niñas, pierden a sus padres en un accidente de tráfico. Rechazando el ofrecimiento de diversos parientes, los niños optan por evitar la separación y permanecer juntos en la pequeña localidad de Crow Lake (Canadá). La dura realidad cambia el futuro de todos: Luke, el mayor, de diecinueve años, deberá renunciar a sus estudios universitarios; Matt, el segundo, de diecisiete, cuya brillante inteligencia auguraría en otras circunstancias una valiosa carrera académica, asumirá la dirección de la familia, convirtiéndose en un auténtico héroe para sus hermanas pequeñas Kate y Bo. La novela se centra principalmente en el año siguiente a la desgracia, describiendo con naturalidad las luchas de los muchachos por salir adelante y los fracasos que lastrarán ese desarrollo, en ocasiones transformándolo por completo y para siempre.
Contada en primera persona por Kate, la gran beneficiada de las renuncias de sus dos hermanos mayores (gracias a ellos es una prometedora profesora de Zoología en el momento en que rememora sus años infantiles), la estructura de la novela queda enriquecida por la alternancia de dos tiempos diferentes: el de la narradora una vez cumplidos los 26 años, con las preocupaciones derivadas de un trabajo absorbente y de su noviazgo con otro profesor universitario, así como por la influencia siempre latente –y pretendidamente olvidada por Kate– de su peculiar biografía infantil; y el de la narradora en ese difícil año que siguió al accidente. Ambas dimensiones vitales se unirán hacia el final de la novela en un desenlace en el que encajan todas las piezas.
Pero quizá lo más asombroso de A orillas del lago es el tratamiento de los caracteres de los personajes que hace la autora. Lawson marca de una manera precisa y, a la vez compleja, los opuestos perfiles psíquicos. Una novela que, además, brilla por su estilo sólo en apariencia sencillo, de una laboriosa espontaneidad, y verídico como una novela biográfica de personajes ficticios. Esta opera prima de la canadiense Mary Lawson será publicada en más de catorce idiomas, algo inusual para una primera novela.

Mar adentro

“Mar adentro”, una sentimental apología de la eutanasia

Tras el éxito nacional e internacional de Tesis, Abre los ojos y Los otros, en Mar adentro el cineasta español Alejandro Amenábar recrea en tono hagiográfico la recta final del tetrapléjico gallego Ramón Sampedro, que se quitó la vida en 1998 después de defender ante los tribunales durante años su supuesto derecho a morir. La discutida película fue presentada en el reciente Festival de Venecia y pretende reavivar en España el debate sobre la eutanasia.

Jerónimo José Martín

25/08/2004.-
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Nacido en Xuño (A Coruña) en 1943, Ramón Sampedro viajó de joven por todo el mundo como marinero hasta que a los 26 años quedó tetrapléjico por un accidente en la playa. Paralizado de cuello para abajo, desde entonces fue cuidado por su hermano y su familia. Sampedro permaneció casi siempre postrado en la cama, frente a dos ventanas, pues, a diferencia de otros tetrapléjicos, se negaba a utilizar la silla de ruedas y a salir de su cuarto.
Así pasó 29 años, leyendo, escuchando música, escribiendo, hablando con mucha gente y luchando sin éxito para que el Estado le autorizara a suicidarse, pues consideraba su vida indigna de ser vivida. Y, finalmente, el 12 de enero de 1998, se suicidó en connivencia con diversos familiares y amigos que nunca fueron inculpados, pues él mismo elaboró un sofisticado plan para protegerlos.

Lo primero que impresiona de la película es la soberbia dirección de actores realizada por Alejandro Amenábar. Rodadas en orden cronológico, casi todas las interpretaciones son excelentes. Quizá la de Javier Bardem sorprende menos que la de Belén Rueda –magnífica en su complejo personaje– o que las de Lola Dueñas y Mabel Rivera, que encarnan a los personajes más auténticos de la película.

Por otra parte, Amenábar apela también a las emociones del espectador a través de una puesta en escena muy esmerada, en su mayor parte naturalista, aunque con varios insertos oníricos, algunos muy impactantes. En unos y otros pasajes, la planificación panorámica y el montaje resultan siempre sustanciales, y se refuerzan con la bella fotografía de Javier Aguirresarobe y con la sugerente música del propio Amenábar, siempre eficaz aunque a ratos demasiado enfática. Elogio aparte merecen el precioso tema celta de los créditos finales –en cuya composición ha colaborado Carlos Núñez–, así como el antológico maquillaje de Jo Allen, que aquí modifica totalmente los rasgos de Javier Bardem.

Trampa y cartón

Esta apabullante demostración audiovisual se asienta en un guión brillante, emotivo y hasta divertido en su descripción de las relaciones familiares y de amistad de Sampedro, pero muy ideológico y a veces descaradamente sentimental en su apología de la eutanasia y el suicidio. En este punto, los pasajes más toscos son la comparecencia de Sampedro ante los tribunales –con jueces dibujados con rasgos tétricos– y la visita a Sampedro de un jesuita tetrapléjico como él, históricamente falsa y desarrollada con un tono tan caricaturesco y cruel que desvela su sectario planteamiento anticatólico.

En realidad, la película defiende un concepto de libertad entendida como una autonomía personal casi sin límites, ni morales ni legales, sólo controlada por la propia conciencia. Lo ha sintetizado muy bien el propio Javier Bardem al definir la película: “Es la historia de una persona cuyo único Dios es su conciencia, lo que hace al hombre más libre y más humano”. Pero lo mismo podría decirse de un kamikaze o del seguidor de un secta que se suicida para alcanzar lo que considera mejor vida en el más allá. Pues la convicción más profunda puede ser compatible con la falta de autocrítica.

Amor y sufrimiento

En este punto concreto del sentido del amor y el sufrimiento se aprecia claramente la debilidad de la antropología y de la moral que sustentan la decisión de Sampedro, defendida por la película. Tal y como se describe en el filme, él partía de un concepto de la felicidad más bien materialista e individualista, que cuando choca con la limitación física resulta incapaz de dar sentido a la vida y al amor, pues ambos estarán siempre marcados por el sufrimiento. Sin embargo, este planteamiento es desmentido día a día por miles de personas en todo el mundo, totalmente dependientes de otras y muy limitadas físicamente, pero que no han perdido la alegría de vivir y luchar, ni la capacidad de trabajo, ni el sentido solidario, enriquecedor y hasta santificador de su propio dolor.

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Mar adentro. Director y coguionista: Alejandro Amenábar. Intérpretes: Javier Bardem, Belén Rueda, Lola Dueñas, Celso Bugallo, Mabel Rivera, Tamar Novas, Clara Segura, Francesc Garrido, Joan Dalmau, José Mª Pou, Alberto Jiménez, Alberto Amarilla. 125 min. Adultos.

Tierra adentro, un hospital en Toledo
Cuando Ramón Sampedro se quitó la vida en 1998, las asociaciones de Lesionados Medulares y Grandes Minusválidos publicaron un comunicado en el que lamentaban el fallecimiento de esta persona. A la vez que manifestaban su respeto por las convicciones de Sampedro, aclaraban que “la gran mayoría de los discapacitados no sólo no las comparten, sino que muestran una actitud totalmente contraria a su pensamiento”. La suya era una actitud “a favor de la vida y de la normalización socio-familiar de nuestro colectivo”.

Para hacerse una idea de las aspiraciones de estas personas y de su actitud ante la vida, basta visitar la web del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, que desde 1974 es el centro de referencia para el tratamiento y rehabilitación de las lesiones medulares espinales.

El mapa del web (www.infomedula.org) recoge un amplio abanico de preocupaciones y recursos: desde la información acerca de las lesiones medulares y las actividades científicas sobre su tratamiento hasta los avances tecnológicos como el “ratón facial” para el manejo del ordenador; las distintas secciones informan sobre vivienda (legislación sobre vivienda adaptada, ventajas fiscales,...), trabajo (recursos de empleo en la red, teletrabajo, ayudas...), oferta de ocio, posibilidades de formación, deportes practicables (desde el atletismo al baloncesto), asociaciones, y hasta cómo obtener el carnet de conducir: en el hospital se pueden recibir clases teóricas y prácticas con un “simulador de conducción” que mide aptitudes de fuerza y tiempos de reacción mínimos necesarios para la conducción adaptada. No, no hay ningún apartado de “muerte digna”. Es una web que respira vida.

DIRIGIR

Ideas aportadas por el profesor Javier Fernández Aguado.

Un directivo debe fundamentar su labor de gobierno en la generosidad, incluso -aunque parezca contradictorio- por un motivo egoísta, que explicó un pensador danés: las puertas de la felicidad se abren hacia fuera, y quien pretende abrirlas hacia dentro no logra sino cerrarlas más fuertemente.
Todas las personas coincidimos en una única aspiración, la felicidad. El triunfo económico y el prestigio profesional -la denominada visibilidad- pueden formar parte de ella, pero sólo una actitud de magnánima entrega hacia colaboradores y subordinados proporciona la llave de ese portón por la que todos pretendemos transitar.
Mucho está en juego. Al recordar ese punto, será más fácil entender que la ocupación de un directivo no puede ser nunca de mera gestión. Son inmensos las afanes depositados en el buen hacer de quien gobierna. Defraudar esas expectativas sería también malversar ese proyecto que sobre nosotros mismos anhelamos.
Las oportunidades son notables; y el esfuerzo por asumir que gobernar es principalmente servir, una lección esencial. De la coherencia e integridad de un directivo depende el presente y el futuro de su felicidad y la de quienes con él trabajan.

TENACIDAD

"Algunos luchan un día
y son buenos;
otros luchan un año
y son mejores;
unos pocos luchan toda la vida:
esos...son imprescindibles

B. Brecht

LA CLONACIÓN TERAPEÚTICA Y SU NECESIDAD

Carlos de Sola, secretario del Comité Director para la Bioética del Consejo de Europa: "La clonación terapéutica no es una necesidad para investigar"

Francia podría convertirse en el primer gran país europeo que prohíbe la clonación terapéutica en el nuevo milenio si el Congreso confirma la enmienda incorporada por el Senado al proyecto de ley de bioética, que sanciona esta práctica con siete años de prisión y 100.000 euros de multa. Carlos de Sola, secretario del Comité Director para la Bioética del Consejo de Europa, considera que se trata de una medida acertada.

El Senado francés ha aprobado una enmienda al proyecto de ley de bioética que castiga con siete años de prisión y 100.000 euros de multa la clonación con fines terapéuticos. La medida ha recibido las críticas de la Academia de Ciencias del país, censura que Carlos de Sola, secretario del Comité Director para la Bioética del Consejo, asegura "comprender, pero no la comparto. La clonación terapéutica, hoy en día, no es una necesidad en el plano científico. En favor de ella se alega que las células obtenidas de embriones clonados serían compatibles con el organismo del paciente, pero la objetividad nos obliga a reconocer que estamos lejos de esta posibilidad. De momento, la investigación está orientada únicamente a diferenciar las células madre y dominar su multiplicación".

En una entrevista concedida al diario La Croix, contesta a quienes abogan por que se trata de una vía digna de explorar que "no habría ningún problema si no hubiese una gran objeción ética. Ahora mismo, en ese terreno, los únicos modelos científicos válidos son los naturales, es decir, las células madre adultas y las que se obtienen a partir de embriones sobrantes", fuente esta última aprobada en un marco muy estricto.

Argumento endeble
El exministro de Justicia francés, Robert Badinter, ha acusado al Gobierno de "inmovilismo perjudicial", pues Francia quedará en desventaja respecto a otros países que sí admiten esta técnica. De Sola aduce, en cambio, que "también se podría pensar que algunos investigadores van a perder el tiempo al hacer ciertas cosas. En general, si se sigue ese argumento, siempre sería necesario poder alinearse con lo que el vecino tiene derecho a hacer. En esta lógica sería imposible el menor límite, porque siempre habrá alguien que trabaje sin barreras".

Jean-Francois Mattei, ministro de Sanidad, defendió en el debate parlamentario que la clonación terapéutica es una puerta abierta a la reproductiva, temor que a De Sola no le parece "del todo infundado. Cuantos más científicos trabajen sobre la clonación más riesgos habrá de que la técnica sea mejorada y esté disponible. Si llegamos a conseguir embriones que provengan de la clonación es evidente que algunos científicos tendrán la tentación de utilizarla para realizar la clonación reproductiva". Esta última técnica conllevará en Francia 20 años de prisión y 7,5 millones de euros de multa.

Carlos Gil
Diario Médico
04 de febrero de 2003

DEMOCRACIA

SOBRE LA DEMOCRACIA Y ALGUNOS MALENTENDIDOS
IGNACIO SÁNCHEZ CÁMARA.
Catedrático de Filosofía del Derecho. Universidad de La Coruña.
ABC, 24.8.2004

TODOS hablan de democracia, pero no todos al hacerlo hablan sobre lo mismo. En unos casos, las discrepancias se deben a que la entienden de distinta manera. En otros, a que algunos llaman democracia a lo que no lo es, a lo que es otra cosa, incluso a lo que se opone a ella. Por eso no faltan las tergiversaciones y suplantaciones, y, también, los malentendidos. De entrada, aclaro que hablo de democracia en el único sentido en el que creo que existe verdaderamente, en el sentido representativo y liberal. Hay otros modos de concebirla que no son, a mi juicio, «democráticos»: la democracia radical, asamblearia, directa y totalitaria. Si no me equivoco, algunos malentendidos y errores sobre la democracia surgen porque se introducen en la concepción representativa y liberal principios opuestos a ella, procedentes de esas concepciones alternativas.

No faltan entre nosotros ejemplos y síntomas de estos malentendidos. Por ejemplo, cuando el Gobierno considera que las críticas de la Iglesia católica a su proyecto de extender la institución del matrimonio a las uniones homosexuales entraña una falta de respeto al Parlamento y, por ello, a la soberanía nacional y una ilegítima intromisión en la política. Bien es verdad que este anatema socialista sólo se exhibe cuando la Iglesia se opone a sus decisiones, no cuando las apoya. Y también es cierto que no considera intromisiones las tomas de posición de otras instituciones y grupos sociales. El resultado es que la Iglesia debe callar mientras que, pongamos por caso, una Asociación de Gays del Bajo Aragón tiene todo el derecho del mundo a opinar. Aquí no estamos ya ante una mera tergiversación de la democracia, sino ante la pura hostilidad antirreligiosa. Otro ejemplo lo suministra el derecho que se concede a la mayoría parlamentaria en las comisiones de investigación de impedir comparecencias solicitadas por una minoría. Cosa que, por cierto, no sucede en otros países democráticos.

La democracia es una forma o método político que posee valor moral, pero que no garantiza la moralidad de sus resultados, pues éstos dependerán, sobre todo, del criterio y de la formación moral de la mayoría de los ciudadanos. Se concede, por lo demás, una valoración excesiva al consenso como método para determinar lo que es o no correcto en el orden moral. Si es dudoso en el ámbito de la política, es falso en el orden moral. El diálogo verdadero puede ser camino para descubrir la verdad, pero no para inventarla o crearla. El acuerdo de voluntades es una excelente fórmula para determinar el contenido de las leyes, pero no para discernir entre el bien y el mal en sentido moral. La democracia es una forma de gobierno, no un método científico ni un criterio de la moralidad. Es una condición necesaria, pero no suficiente, de la justicia, pero no tiene nada que ver con la verdad, ni en sentido filosófico, ni científico, ni moral. Expresa un acto de voluntad, una forma de tomar decisiones colectivas. Pero la mayoría no tiene necesariamente razón. Lo que tiene es la fuerza democrática. Si abusa de ella, degenera en tiranía. Y abusa cuando reclama a la minoría no sólo el cumplimiento de la ley sino también la identificación de su propia opinión mayoritaria con la justicia y la verdad.

Todo esto, por lo que se refiere al principio de las mayorías. Pero éste no agota la esencia de la democracia. La formación de la opinión mayoritaria requiere la existencia de determinadas condiciones sin las que la democracia no puede existir. Así, el respeto a la decisión mayoritaria debe ir unida al respeto a las minorías y a la libertad de crítica. La opinión mayoritaria no posee un carácter sacrosanto sino meramente cuantitativo. Incluso cabe conjeturar que, desde el punto de vista moral, siempre será más acertada la opinión de la minoría (no, sin duda, de todas ellas; sólo de la que forman los mejores). Cuando una minoría o un grupo o institución discrepan de la decisión de la mayoría no vulneran la democracia sino que, por el contrario, la ejercen. De este derecho no debe quedar excluido nadie; ni siquiera, por cierto, la Iglesia católica. Si la opinión de la mayoría fuera siempre expresión de la justicia, o bien nunca debería cambiar o bien la justicia se identificaría con el capricho de las eventuales mayorías.

Andan por ahí algunos demócratas extraviados a quienes les desasosiega la posibilidad de que una religión o una doctrina filosófica se atribuyan el conocimiento o la posesión de la verdad. Y piensan, es un decir, que tamaña pretensión destruye la democracia a manos del dogmatismo oscurantista. Pueden sosegarse. Ni las leyes lógicas ni las teorías científicas se oponen a la democracia. Tampoco las verdades reveladas de la religión o las pretensiones de las doctrinas filosóficas de alcanzar la verdad. Donde, desde luego, no se encuentra la verdad es en las Ejecutivas de los partidos ni en las votaciones parlamentarias. Entre otras razones, porque no es su misión la de determinar lo verdadero y lo falso. Cuando el Papa u otras autoridades religiosas pretenden declarar la verdad revelada de la que son depositarios, o cuando Platón, Tomás de Aquino o Husserl aspiran a establecer la verdad filosófica, ni acatan ni se oponen a la democracia. Se encuentran en otro nivel. Sólo quienes aspiran a imponer por la fuerza a la mayoría (y a la minoría) su propia opinión vulneran la democracia. Un ejemplo, por si coopera con la claridad. Supongamos que el Parlamento español legaliza el matrimonio entre personas del mismo sexo. Tan demócrata es quien está favor como quien está en contra, mientras no aspiren a imponer su criterio por la fuerza sino mediante la convicción. Tan antidemócrata es la minoría que, salvo el caso de objeción de conciencia, incumple la ley y pretende imponer por la fuerza su criterio, como la mayoría que impide la libertad de crítica y tilda al discrepante de antidemócrata. Decir lo que se piensa y proclamar lo que uno estima que es la verdad nunca es contrario a la democracia. Si lo fuera, desde este mismo momento, proclamaría que dejo de ser demócrata. Sólo faltaría que la ilustración y la democracia consistieran en liberar al hombre de la autoridad de Dios para someterlo a la tiranía de la plebe. Los laicistas frenéticos olvidan el fundamento religioso (cristiano) de la democracia y, despreciando lo que ignoran, socavan los fundamentos de los principios a los que se adhieren. No hay mejor fundamento de la igualdad y de la dignidad del hombre que su condición de hijo de Dios, ni más firme base para la solidaridad y la fraternidad que la hermandad de todos los hombres como hijos de Dios. Por lo demás, obedecer a los hombres puede ser servidumbre; obedecer a Dios es libertad. Todo cristiano sabe que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. Por mi parte, concedo a la mayoría el derecho a gobernar, si bien no de forma absoluta e incondicionada, mas no le concedo el derecho a legislar en el ámbito de la moral, propio de la conciencia y no de la opinión pública.

Eutanasia: un experimento peligroso

EUTANASIA
la eutanasia es involuntaria en uno de cada tres casos en Holanda

Una comisión parlamentaria alemana concluye que la regulación holandesa no sirve de modelo

Desde hace tres años es legal en Holanda que un médico “ayude a morir” a pacientes que lo pidan repetidamente, no puedan soportar sus sufrimientos y se encuentren en estado terminal. Las autoridades holandesas reciben notificación de 1.800 casos de eutanasia realizados anualmente conforme a estos presupuestos. Pero hay al menos 1.200 casos anuales que no se registran, y en mil de ellos no se cuenta con el consentimiento del paciente, según un estudio presentado por el diputado alemán Thomas Rachel, presidente del grupo de trabajo evangélico (EAK) del Partido Democristiano (CDU/CSU).
A pesar de lo que establecen las normas sobre eutanasia, en realidad en Holanda, para matar a un paciente terminal, basta con un informe sobre su estado clínico y psíquico. Ante la posibilidad de que a uno le ayuden a morir sin que lo pida, se ha difundido en Holanda la costumbre de llevar consigo una “declaración de querer vivir”. Rachel presidió una reciente visita de la comisión parlamentaria de “Ética y Derecho en la Medicina Moderna” a Holanda, donde se entrevistó con numerosos médicos, asociaciones de pacientes y políticos. Su conclusión es que “la reglamentación holandesa sobre ayuda a la muerte no puede ser un modelo para Alemania”.

Entrevistado por Guido Heinen (Die Welt, 24-VI-2004), Rachel afirmaba que “la ayuda a morir, tal como se practica en Holanda, daña de forma fundamental la dignidad humana, ya que limita fuertemente el derecho a una decisión personal. En Alemania tiene más peso el pensamiento que protege la vida. Nuestras experiencias históricas particulares con la eutanasia, en las que se llegó hasta los asesinatos masivos, desempeñan en ello un gran papel”.

Rachel considera “alarmante” que los políticos y la sociedad acepten en silencio que en un tercio de los casos de eutanasia no se consulte al enfermo: “No se ha seguido al respecto procedimiento penal digno de tal nombre”. La ley de eutanasia ha fallado en uno de sus propósitos principales: el de dar transparencia a la realidad de que haya médicos que matan a sus pacientes. Lo decisivo para aplicar la eutanasia es el estado físico o psíquico del paciente, y no su voluntad. La existencia de las citadas declaraciones muestra, para Rachel, “que hay gente en Holanda que tiene la sensación de que es preciso documentar su deseo de vivir”.

Junto a esa realidad lamentable que denunciaba, Rachel afirmó haber visto en Holanda ejemplos animantes, como el de un hospicio para enfermos terminales donde un tercio de los pacientes había manifestado, al ingresar, su deseo de que le aplicaran la eutanasia. Ninguno de ellos repitió esa petición al encontrarse más tarde enfrentado a la muerte.

EL EMBRIÓN ES INDIVIDUO

MANUEL DE SANTIAGO
Presidente de la ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE BIOETICA
“Desde el punto de vista biológico el embrión es individuo”
6.8.04

—¿Qué argumentos justificarían una postura en contra del uso de células embrionarias?
—Particularmente creo que hay otras opciones ya que el embrión es vida y, por tanto, utilizar células embrionarias implica utilizar vidas humanas. Es un tema muy manipulado por los medios de comunicación. No se debate con calma

—Entonces, apuestan por la idea deque un embrión es ya una persona humana...
—Se puede debatir si es persona humana o no como tal, pero lo que está claro es que es un individuo desde el punto de vista biológico, y quien diga lo contrario, miente. Por eso, aunque se trate de utilizar células embrionarias con un fin noble, como la curación de un familiar, nos parece rechazable desde el punto de vista ético. En el mundo médico se han dado muchos abusos y este seria uno más.

—Pero coartando la posibilidad de usar estas células, ¿se está impidiendo la posible solución de muchas enfermedades?
—En realidad las investigaciones hasta ahora no han dado señales que nos permitan atisbar una utilidad a corto plazo, y me estoy refiriendo a unos 10 años. Todos los países como Estados Unidos, donde empresas importantes llevan años invirtiendo grandes sumas de dinero en investigaciones con células embrionarias, están empezando a abandonar estos estudios que hasta ahora han sido costosos y estériles. De hecho, la célula madre embrionaria es peligrosa, tiene una gran capacidad de transformarse en tumores y promueve el rechazo.

—¿Qué decirles a las familias que ven la única esperanza de curación para un familiar en las terapias con células embrionarias?
—Comprendemos a las familias, que además a menudo están confusas. Eso significa que hay que hacer un esfuerzo importante para encontrar soluciones. Pero de ahí a que una familia decida tener un hijo sólo y exclusivamente para que facilite células para un hermano no nos parece camino adecuado porque destruyen los niños enfermos para implantar a la madre sólo los niños sanos. No nos parece ético destruir embriones.

—¿Cuáles podrían ser las alternativas?
—Las células madre de origen adulto, e incluso, las células madre obtenidas de la grasa
las propia persona que las necesite, o la célula MAPS, que está en la médula y puede utilizar en todos los tejidos. No decimos que se cierre la puerta a la investigación con células embrionarias, pero tampoco que sólo fluya el dinero y la inversión en esa dirección por distintos intereses empresariales, etc. Hay que buscar el fundamento racional y hay otras líneas de investigación más baratas y menos elitistas.

—¿Se abre así la puerta a la clonación?
—La clonación humana es un invento. Hoy por hoy es ciencia ficción No está demostrado de un modo fehaciente y dudo que se pueda hacer en 20 ó 30 años. Además, que una abrumadora mayoría de países están en contra. Todos salvo Gran Bretaña y otros pocos.

UNIONES HOMOSEXUALES. OTRA REFLEXIÓN JURÍDICA

Centro Jurídico Tomás Moro: “el lobby homosexual criminaliza a todo el que sostenga tesis contrarias a sus intereses”
Madrid, 27.07.04

El Centro realizó estas afirmaciones frente al anuncio de la Federación Andaluza de Lesbianas, Gays y Transexuales, recogida ayer por Europa Press, de presentar mañana miércoles, ante la Fiscalía General del Estado, una denuncia contra la Conferencia Episcopal por un supuesto delito de “apología de la homofobia”.

El Centro Jurídico Tomás Moro afirmó que “la naturaleza intrínsecamente heterosexual del matrimonio no constituye una discriminación frente a los homosexuales y no puede constituir, por tanto, delito contra ellos.

Según los juristas, “el propio Tribunal Constitucional ha declarado, en reiteradas sentencias, que una diferenciación en el trato jurídico sólo supone una discriminación cuando es arbitraria y no está justificada por razones objetivas”, cosa que no sucedería en este caso.

“La unión permanente y estable entre un hombre y una mujer presenta características objetivas específicas que la distinguen por completo de otras posibles relaciones interpersonales, en particular, la posibilidad de engendrar, criar y educar a los hijos, con lo que desempeña una función social de primer orden. Basándose en esta característica específica, el Derecho, desde tiempos inmemoriales y en todas las culturas, ha creado una institución jurídica especial –el matrimonio– para la tutela de la familia”.

“No es, por tanto discriminatoria la afirmación de que el matrimonio es esencialmente heterosexual, por lo que las posibilidades de que prospere la denuncia de las asociaciones homosexuales son nulas”, explicaron.

Para el Centro, “el lobby homosexual pretende establecer una policía de las ideas criminalizando a todo el que ose sostener alguna tesis contraria a sus intereses. Ello supone un intento de ejercer una represión y censura intelectual que vulnera frontalmente la libertad de expresión consagrada en nuestra Constitución”.

“La denuncia de la Federación Andaluza de Gays y Lesbianas persigue imponer la ley del silencio y acallar cualquier voz que no se pliegue a sus reivindicaciones”, afirman los juristas del Centro, para quienes es “sencillamente absurdo que se pretenda imputar penalmente a quienes sostienen que no debe modificarse el régimen legal vigente actualmente en España y en la mayoría de los países del mundo”.

UNIONES HOMOSEXUALES. DETALLES DE TIPO JURÍDICO

WASHINGTON. 6.8.04
Para que un matrimonio sea válido y reconocido en este Estado, sólo puede existir entre un hombre y una mujer.

Por referendum, los votantes de Missouri deciden enmendar su Constitución estatal para reservar explícitamente el matrimonio a parejas heterosexuales. La polémica sobre los matrimonios homosexuales en Estados Unidos ha empezado a degenerar en una especie de pulso entre decisiones judiciales a favor y consultas populares donde por un abultado margen se rechazan las reivindicaciones de gays y lesbianas.

Los votantes de Missouri han aprobado por mayoría abultada una enmienda a su Constitución estatal limitando la institución del matrimonio a parejas compuestas por un hombre y una mujer.

En la actualidad, 43 Estados de la Unión tienen legislaciones o sentencias judiciales que prohíben los matrimonios del mismo sexo. Dentro de este pulso de soberanía popular y activismo judicial, una docena de Estados van a celebrar consultas populares en los próximos meses para adoptar reformas similares a la de Missouri.

En el referéndum celebrado este martes, el 71 por ciento de los votantes de Missouri se ha mostrado partidario de incluir en la Constitución estatal el siguiente precepto: «Para que un matrimonio sea válido y reconocido en este Estado, sólo puede existir entre un hombre y una mujer».

Vicly Hartzler, la persona que ha dirigido esta campaña, ha presumido con estos resultados de haber «mostrado al resto de EE.UU. que nosotros, el pueblo, valoramos el matrimonio tradicional. Si la voluntad popular no se expresa claramente, nos quedamos expuestos a que jueces con su propia agenda dicten a los ciudadanos nuevas formas de familia».

El Congreso de Estados Unidos, con el respaldo de la Casa Blanca, ha empezado a estudiar la posibilidad de reformar la Constitución federal al estilo de Missouri, Alaska, Nebraska y Nevada, para evitar el caos de jurisdicciones enfrentadas, pues ante la presión de los colectivos gays en varios Estados han intentado por su cuenta celebrar bodas homosexuales con mucha más fanfarria que autoridad legal.

LOS HOMOSEXUALES Y LA IGLESIA

Por Juan Manuel DE PRADA
ABC, 26.7.04

SIEMPRE me ha producido perplejidad la virulencia con que determinados individuos o colectivos que alardean de hallarse fuera del seno de la Iglesia católica arremeten contra las recomendaciones y pronunciamientos eclesiásticos. En dicha virulencia he advertido el impulso totalitario de quienes, no satisfechos con pensar y actuar en libertad, aspiran a imponer sus pensamientos y actuaciones a quienes piensan o actúan de manera distinta. ¿Por qué no les basta con hacer caso omiso de esas recomendaciones y pronunciamientos que no les atañen? ¿Por qué se dan por aludidos, cuando orgullosamente no se cuentan entre sus destinatarios? Supongo que en dicha actitud subyace la convicción de que los obispos aún poseen cierto prestigio entre capas nada exiguas de la población que a ellos les gustaría tener amodorradas por el pensamiento único; pero su afán un tanto frenético por anular dicho prestigio sólo admite una explicación patológica. No les basta a estos individuos con emitir su doctrina y allegar, mediante muy agresivos métodos proselitistas, pareceres concurrentes, sino que pretenden silenciar dictatorialmente a quienes se atreven a disentir.

El último episodio de virulencia anticlerical lo ha desatado un documento de los obispos titulado «En favor del verdadero matrimonio». En un artículo tan bendecido por el sentido común como suelen estarlo todos los suyos, Martín Ferrand se preguntaba: «¿Hay algo más natural que las mitras se dirijan a sus feligreses para orientarlos en asuntos de fe, dogma o, como es este caso, relativos a las costumbres y su valoración moral? Podrían entenderse los reparos de quienes, siendo creyentes y practicantes, discrepan en su valoración con la de la Jerarquía; pero ¿a qué viene la rabia de quienes no lo son?». A esta pregunta -seguramente retórica- del maestro Martín Ferrand creo haber respondido ya en el párrafo inicial de este artículo. Sobre las uniones entre homosexuales ya me he pronunciado en anteriores ocasiones. Durante siglos, la homosexualidad fue considerada una perversión o vicio nefando que la psiquiatría estudiaba y las leyes reprimían. Desde el momento en que dicha conducta sexual ha dejado de constituir un delito, el Derecho no puede ignorarla, pues su misión fundamental consiste en proporcionar seguridad a quienes se hallan bajo su imperio. Parece, pues, de justicia que el Derecho arbitre algún instrumento que regule las uniones de homosexuales. Ahora bien, es injusto y contrario a derecho que dicho instrumento sea el matrimonio, institución jurídica que regula una realidad social distinta. Pues el matrimonio incluye en su misma naturaleza fines de mantenimiento de la propia sociedad (me refiero, claro está, a la procreación de hijos) que la unión entre homosexuales no posee. No debemos dejar de considerar que una población formada exclusivamente por homosexuales estaría condenada a la extinción. El Derecho no puede otorgar el mismo grado de reconocimiento a las uniones que garantizan la propia subsistencia de la sociedad que a otras que la abocan a su consunción. Si se lo otorga, está incurriendo en una aberración jurídica.

El documento episcopal, por lo demás, proclama la «dignidad inalienable» de los homosexuales; execra su menosprecio y discriminación; reconoce los derechos que les asisten; y exhorta a los fieles a acogerlos «como corresponde a una caridad verdadera y coherente». Recoge, en definitiva, aquel mandato de Jesús que, en uno de los pasajes más emocionantes del Evangelio, se niega a condenar a la mujer adúltera, tras salvarla de la lapidación. Pero este gesto de amor supremo lo remata con una muy persuasiva admonición: «Vete y no peques más».

Quien tenga oídos para oír, que oiga. Y quien no, por favor, que se calle un poquito.

ADOPCIÓN

Abogados y educadores defienden el derecho del niño a tener un padre y una madre
24.5.2004
Profesionales de toda España implicados en los derechos, educación y desarrollo de los niños se están manifestando por escrito contra la adopción de menores por parejas homosexuales y pedirán al gobierno español que defienda su derecho a poseer un referente masculino y otro femenino.

La asociación Profesionales por la Ética ha iniciado una campaña de adhesiones a un manifiesto redactado «ante el propósito del gobierno de reformar el Código Civil y permitir la adopción de menores por parte de parejas homosexuales» que se enviarán a las máximas autoridades responsables.

El manifiesto señala que «los niños tienen derecho a formar parte de una familia semejante a la familia natural, constituida por un hombre y una mujer, únicos seres que, juntos, tienen capacidad de procrear».

También defiende el derecho de los menores «a crecer en un entorno que les permita el desarrollo de su personalidad física, intelectual y moral» y recuerda que «no existe el derecho del adulto a tener un hijo ni por filiación natural ni por filiación adoptiva».

Profesionales por la Ética también invita a abogados, médicos, educadores, etcétera a defender el derecho del niño a «no ser discriminado ni sometido a experimentos traumáticos».

El manifiesto señala que «los niños, desde los primeros meses de vida, elaboran la figura del padre y de la madre independientemente de que conozcan o no a sus padres biológicos y que la figura masculina con la que tienen más relación constituye su referencia de padre, mientras que la mujer que está más cerca del niño constituye, a sus ojos, la figura de la madre».

«La legislación española --recuerdan-- establece que el régimen jurídico de la adopción se fundamenta en los principios de integración del niño en una familia y en la primacía del beneficio del menor que va a ser adoptado».

La asociación española también advierte de la falta de «estudios científicos rigurosos sobre las consecuencias que tendría en los niños la adopción por homosexuales».

El manifiesto recuerda algunos nombres y asociaciones que han mostrado su rechazo o prevención respecto a la adopción de niños por parejas homosexuales, como la Asociación Española de Pediatría, el primer ministro de Australia John Howard y líderes socialistas como Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Lionel Jospin.

Finalmente, alude a una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que dio la razón a la Administración francesa cuando ésta negó la adopción al homosexual Philippe Fretté.

CLONACIÓN TERAPEÚTICA

La Comisión de Reproducción Asistida estudiará en octubre la clonación terapeútica
13.8.04 ABC/MADRID.

La Comisión Nacional de Reproducción Asistida, el órgano asesor del Gobierno en esta materia, tratará en su próxima reunión de octubre la clonación con fines terapéuticos, según confirmó ayer Sanidad. La reunión no está relacionada con la autorización que el Reino Unido dio el miércoles a un equipo científico británico para clonar embriones humanos con fines terapéuticos. El debate estaba previsto que comenzara desde el pasado 15 de julio, fecha de la última reunión de la Comisión.

La propuesta que lance la Comisión no tiene carácter vinculante, pero la ministra de Sanidad, Elena Salgado, ha repetido en varias ocasiones que no se tomará ninguna iniciativa en este sentido sin el apoyo de este órgano asesor, así como de la Comisión Nacional de Bioética. En sus declaraciones, Salgado tampoco ha considerado que sea una línea de investigación «prioritaria». Así, Sanidad insistió ayer en que los propios científicos no consideran urgente la regulación porque «existen otras vías para impulsar la medicina regenerativa». Pero si hubiera consenso social y ético, el marco para su regulación sería la futura Ley de Investigación sobre Biomedicina que el Gobierno pondrá en marcha en los próximos años. Por su parte, el Partido Popular, a través de Ángel Acebes, insistió en la necesidad de hacer compatible la investigación científica con «los principios éticos» en el caso de la clonación con fines terapéuticos. Pero la decisión de Reino Unido no ha pasado inadvertida en España, aunque no ha convulsionado a la opinión pública .

Inquietud en el Episcopado

La Conferencia Episcopal ha vuelto a insistir en que «los embriones no pueden ser sacrificados bajo ningún concepto», al tiempo que califica de «triste realidad la mal llamada clonación terapeútica» que, a su juicio, abrirá paso a la clonación reproductiva. Los prelados afirman que «la llamada clonación terapeútica es una de las amenazantes posibilidades que se siguen de la práctica injusta de la producción de seres humanos en los laboratorios». Y aunque conscientes de que la legislación española actual cierra paso a tal amenaza consideran «inquietantes» algunas declaraciones de personas del mundo de la ciencia y de la política. Los obispos declaran que términos como transferencia nuclear «son utilizadas para enmascarar esta realidad, con el propósito político de evitar la aversión que produce en la sociedad la clonación de humanos».

UNIONES HOMOSEXUALES

Algunas de las ideas reflejadas en un artículo de José Antonio ZARZALEJOS en ABC el 8.8.04 y otras noticias.

Ocurre, y este es un hecho incontestable, que la relación homosexual no es idónea para los fines procreativos que son, junto con otros y sin prioridades determinadas, los que explican la institución matrimonial -siempre heterosexual- desde los orígenes de la humanidad. Sólo desde un entendimiento vindicativo de la homosexualidad se explica la agresividad de intentar tanto como el reconocimiento de los derechos propios la dilución del matrimonio. La ausencia de idoneidad procreadora conduce también a la inconveniencia de la adopción, en tanto que ésta no es un derecho de los adoptantes sino de los adoptados. La seguridad de que una pareja homosexual pueda proporcionar al adoptado tantos cuidados como una heterosexual no es relevante ante la constatación de que la relación entre personas del mismo sexo debe extender su proyección jurídica a un espacio de derechos y obligaciones bien distinto a los del matrimonio. Convertir las uniones homosexuales en un ariete contra el matrimonio y, por derivación, contra el esquema de institucionalización civil de la familia, es una actitud reactiva e innecesaria. Todos los derechos son compatibles si se desenvuelven en sus propios ámbitos y no invaden los ajenos.

En relación con estas reflexiones puede interesar conocer que el tribunal Supremo de California decidió el 12.8.04 la anulación de unos 4.000 matrimonios homosexuales que se habían celebrado en San Francisco durante los pasados meses de febrero y marzo, y lo hace con el argumento jurídico de que el alcalde de la ciudad no tenía autoridad para celebrar esas uniones. La decisión señala que el Ayuntamiento de San Francisco actuó de forma incorrecta al conceder unas 4.000 licencias matrimoniales a parejas homosexuales, en claro desafío a la legislación californiana, que indica que el matrimonio es una unión entre un hombre y una mujer.

El veredicto del Tribunal Supremo de California, por 5 votos contra 2, es una seria amonestación al alcalde de San Francisco, Gavin Newsom, por exceder su autoridad accediendo a casar a estas parejas.

Esta sentencia coincide con una sensibilidad creciente que pretende que la legislación defina de manera incontestable que por matromonio se entiende exclusivamente la unión de un hombre y una mujer. Esta formulación ha sido afirmada en 5 estados - las votaciones fueron ganadas por amplias mayorías -y que será propuesta a votación antes de final de año en 8 estados más.

En este contexto, los ataques a la Iglesia católica por su doctrina moral al respecto son también profundamente injustos. La predica católica de su propia moral, incluso en actos confesionales de significación civil, no es reprochable y mucho menos cuando los que denuncian a la jerarquía por ello son tan selectivos: se puede hablar desde los púlpitos contra la guerra de Irak, pero prohibido hacerlo sobre el propósito de legislar el matrimonio homosexual.

La normalidad que se persigue con la emergencia social de las uniones homosexuales está reñida con la negación de la discrepancia; con el veto a la manifestación de los acervos morales de la Iglesia o de otras entidades y, sobre todo, está en contradicción con el afán expansionista de una igualación que no se corresponde con la naturaleza de realidades distintas que, pudiendo convivir cívicamente, no tienen porque ser hostiles ni suplantadoras.