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UNIONES HOMOSEXUALES

Algunas de las ideas reflejadas en un artículo de José Antonio ZARZALEJOS en ABC el 8.8.04 y otras noticias.

Ocurre, y este es un hecho incontestable, que la relación homosexual no es idónea para los fines procreativos que son, junto con otros y sin prioridades determinadas, los que explican la institución matrimonial -siempre heterosexual- desde los orígenes de la humanidad. Sólo desde un entendimiento vindicativo de la homosexualidad se explica la agresividad de intentar tanto como el reconocimiento de los derechos propios la dilución del matrimonio. La ausencia de idoneidad procreadora conduce también a la inconveniencia de la adopción, en tanto que ésta no es un derecho de los adoptantes sino de los adoptados. La seguridad de que una pareja homosexual pueda proporcionar al adoptado tantos cuidados como una heterosexual no es relevante ante la constatación de que la relación entre personas del mismo sexo debe extender su proyección jurídica a un espacio de derechos y obligaciones bien distinto a los del matrimonio. Convertir las uniones homosexuales en un ariete contra el matrimonio y, por derivación, contra el esquema de institucionalización civil de la familia, es una actitud reactiva e innecesaria. Todos los derechos son compatibles si se desenvuelven en sus propios ámbitos y no invaden los ajenos.

En relación con estas reflexiones puede interesar conocer que el tribunal Supremo de California decidió el 12.8.04 la anulación de unos 4.000 matrimonios homosexuales que se habían celebrado en San Francisco durante los pasados meses de febrero y marzo, y lo hace con el argumento jurídico de que el alcalde de la ciudad no tenía autoridad para celebrar esas uniones. La decisión señala que el Ayuntamiento de San Francisco actuó de forma incorrecta al conceder unas 4.000 licencias matrimoniales a parejas homosexuales, en claro desafío a la legislación californiana, que indica que el matrimonio es una unión entre un hombre y una mujer.

El veredicto del Tribunal Supremo de California, por 5 votos contra 2, es una seria amonestación al alcalde de San Francisco, Gavin Newsom, por exceder su autoridad accediendo a casar a estas parejas.

Esta sentencia coincide con una sensibilidad creciente que pretende que la legislación defina de manera incontestable que por matromonio se entiende exclusivamente la unión de un hombre y una mujer. Esta formulación ha sido afirmada en 5 estados - las votaciones fueron ganadas por amplias mayorías -y que será propuesta a votación antes de final de año en 8 estados más.

En este contexto, los ataques a la Iglesia católica por su doctrina moral al respecto son también profundamente injustos. La predica católica de su propia moral, incluso en actos confesionales de significación civil, no es reprochable y mucho menos cuando los que denuncian a la jerarquía por ello son tan selectivos: se puede hablar desde los púlpitos contra la guerra de Irak, pero prohibido hacerlo sobre el propósito de legislar el matrimonio homosexual.

La normalidad que se persigue con la emergencia social de las uniones homosexuales está reñida con la negación de la discrepancia; con el veto a la manifestación de los acervos morales de la Iglesia o de otras entidades y, sobre todo, está en contradicción con el afán expansionista de una igualación que no se corresponde con la naturaleza de realidades distintas que, pudiendo convivir cívicamente, no tienen porque ser hostiles ni suplantadoras.

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